Las últimas semanas hemos caracterizado el cristianismo progresista, pero ¿qué tiene que decirnos la Palabra de Dios sobre el tema? Hoy vamos a ir directo a ella.
«Pues algunos hombres se han infiltrado encubiertamente, los cuales desde mucho antes estaban marcados para esta condenación, impíos que convierten la gracia de nuestro Dios en libertinaje, y niegan a nuestro único Soberano y Señor, Jesucristo.»
Judas 1:4 (NBLA)
De este texto se destacan tres rasgos importantes que Judas usa para señalar a la iglesia los falsos maestros. Primero, los falsos maestros son infiltrados en la iglesia, esto significa que son parte de una congregación. Segundo, tuercen la verdad de la gracia para promover el libertinaje. Esto involucra incitar a otros a pecar bajo la excusa de un argumento aparentemente bíblico. Y tercero, niegan el evangelio.
Bajo el escrutinio de esta verdad el cristianismo progresista queda atrapado. Primero, los progresistas se autodenominan creyentes y participan de una iglesia (una progresista), segundo, distorsionan el mensaje de la Palabra para que las personas vivan en pecado, especialmente en pecado sexual, y tercero, niegan que necesitemos un Salvador y por tanto la obra de Jesús. Con esta evaluación, podemos ser contundentes en calificar sus ideas y prácticas como falsas enseñanzas.
No obstante, además de exponer el movimiento como un falso evangelio la biblia nos dice la verdad frente a cada una de sus cinco características:
1. La biblia no solo contiene, sino que es la Palabra de Dios.
Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, equipado para toda buena obra.
2 Timoteo 3:16-17 (NBLA)
2. La verdad de Cristo está por encima de nuestros sentimientos.
y les dijo: «El Hijo del Hombre debe padecer mucho, y ser rechazado por los ancianos, los principales sacerdotes y los escribas, y ser muerto, y resucitar al tercer día». Y a todos les decía: «Si alguien quiere seguirme, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá, pero el que pierda su vida por causa de Mí, ese la salvará.
Lucas 9:22-24 (NBLA)
3. Las enseñanzas de la Palabra no son de libre interpretación, todas apuntan a Jesús y su obra redentora.
Comenzando por Moisés y continuando con todos los profetas, [Jesús] les explicó lo referente a Él en todas las Escrituras.
Lucas 24:27 (NBLA)
4. No tenemos la libertad de cambiar el significado de las palabras, añadiendo o quitando de su significado según nos parezca. Jesús refiriéndose a su segunda venida dice:
El cielo y la tierra pasarán, pero Mis palabras no pasarán.
Mateo 24:35 (NBLA)
5. El evangelio de Jesucristo fue, es, y siempre será el fundamento de nuestra fe.
- Somos pecadores y la justicia de Dios no puede pasar por alto el pecado.
por cuanto todos pecaron y no alcanzan la gloria de Dios.
Romanos 3:23 (NBLA)
- No podemos salvarnos a nosotros mismos, ni con justicia social.
Porque por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de Él; pues por medio de la ley viene el conocimiento del pecado.
Romanos 3:20 (NBLA)
- Única y exclusivamente a través de la fe en el sacrificio de Cristo podemos hallar salvación.
Todos son justificados gratuitamente por Su gracia por medio de la redención que es en Cristo Jesús, a quien Dios exhibió públicamente como propiciación por Su sangre a través de la fe, como demostración de Su justicia, porque en Su tolerancia, Dios pasó por alto los pecados cometidos anteriormente, para demostrar en este tiempo Su justicia, a fin de que Él sea justo y sea el que justifica al que tiene fe en Jesús.
Romanos 3:24-26 (NBLA)
Tristemente el cristianismo progresista gana seguidores cada día, algunos creyentes son incapaces de reconocer el engaño que ofrece porque no procuran con diligencia la Palabra de verdad, por esa razón debemos animar a todos los creyentes a profundizar en el conocimiento de las Escrituras en dependencia del Espíritu Santo.
Al mismo tiempo, una vida de arrepentimiento es crucial. Si no tenemos corazones que quieran abrazar el señorío de Cristo, seremos una presa fácil de esta corriente. Por eso, miremos hacia nuestro interior y meditemos si en alguna medida, ya hemos adoptado sus mentiras. Cuando intentamos correr los límites de la sexualidad y justificarlos, cuando ponemos nuestro ser en el centro disfrazándolo de amor propio, o cuando participamos de buenas obras para ganar la aprobación de Dios o la admiración de los hombres.
Para cerrar, te invito a preguntarte ¿puedo diferenciar la verdad bíblica de la mentira?, ¿estoy dispuesta a permanecer firme cuando el mundo cambia?, o ¿estoy dispuesta a abandonar lo que creo para vivir como quiero? Espero en Dios que la respuesta sincera de nuestro corazón busque agradarle y que no cedamos en ninguna medida a las mentiras del progresismo.