Cuando nos acercamos a las escrituras nos damos cuenta de las muchas veces que la Biblia menciona al huérfano. La primera referencia que encontramos es en Éxodo 22:22 donde Dios mismo da instrucciones claras a su pueblo sobre el trato esperado hacia las poblaciones más vulnerables y en situaciones de necesidad como el huérfano, la viuda y el extranjero.
En toda la escritura Dios es claro, él quiere que su pueblo y sus hijos tengan un cuidado especial por los huérfanos. Desde la liberación de su pueblo (Éxodo 22- Responsabilidades Sociales), la conformación y desarrollo de una nueva nación (Deuteronomio 10:18, 16:11-14; 24: 19-21, Is. 10:2), hasta el nuevo testamento (Stg. 1:27); el cuidado por el huérfano no escapa a la mirada y el corazón de Dios.
“A ninguna viuda ni huérfano afligiréis. Porque si tú llegas a afligirles, y ellos clamaren a mí, ciertamente oiré yo su clamor”
Éxodo 22:22-23
que hace justicia al huérfano y a la viuda; que ama también al extranjero dándole pan y vestido
Deuteronomio 10:18
para apartar del juicio a los pobres, y para quitar el derecho a los afligidos de mi pueblo; para despojar a las viudas, y robar a los huérfanos
Isaías 10:2
Veamos algunos principios importantes que la Biblia nos enseña del cuidado del huérfano:
1. A Dios le importan los huérfanos.
Seguramente lo primero que podemos identificar es que a Dios le importan los huérfanos. Algunos ejemplos de esta verdad los encontramos en el libro de los Salmos, en el cual constantemente Dios se refiere al cuidado especial que él quiere dar a los más vulnerables y en especial al huérfano.
Para juzgar al huérfano y al oprimido, A fin de que no vuelva más a hacer violencia el hombre de la tierra
Salmo 10:18
A la viuda y al extranjero matan,
Salmo 94:6
Y a los huérfanos quitan la vida.
Tú lo has visto; porque miras el trabajo y la vejación, para dar la recompensa con tu mano;
Salmo 10:14
A ti se acoge el desvalido;
Tú eres el amparo del huérfano
Las poblaciones en condiciones de vulnerabilidad están en el corazón de Dios. Los desamparados, pobres, necesitados y desvalidos son vistos por Dios como las poblaciones de enfoque, donde él pone su corazón.
2. Dios quiere que actuemos en favor del huérfano.
En la Biblia vemos cómo estas poblaciones eran víctimas de los abusos y el maltrato, entonces Dios hace un llamado al trato justo y misericordioso.
Él hace justicia al huérfano y a la viuda, y muestra Su amor al extranjero dándole pan y vestido
Deuteronomio 10:18
Y no duda en amenazar con maldición al que actúe injustamente en su contra
Maldito sea quien viole los derechos del extranjero, del huérfano o de la viuda
Deuteronomio 27:19
Esta es una acción que no realizamos desde la soledad, sino que nos unimos al trabajo que ya Dios está haciendo. Un trabajo de protección hacia los más vulnerables. La buena noticia es que Dios promete guardar y proteger al vulnerable. En medio de la injusticia y la falta de compasión Él es el que los defiende, protege y sostiene.
Jehová guarda a los extranjeros;
Salmo 146:9
Al huérfano y a la viuda sostiene,
Y el camino de los impíos trastorna
3. El cuidado al huérfano refleja el carácter de Dios.
Dios pide una y otra vez tomar en cuenta al huérfano y es un llamado que responde al carácter de Dios, lo vemos en la Biblia desde el inicio.
Deja tus huérfanos, yo los criaré; y en mí confiarán tus viudas
Jeremías 49:11
El huérfano encuentra en Dios misericordia y Él está atento a su bienestar:
Y vendré a vosotros para juicio; y seré pronto testigo contra los hechiceros y adúlteros, contra los que juran mentira, y los que defraudan en su salario al jornalero, a la viuda y al huérfano, y los que hacen injusticia al extranjero, no teniendo temor de mí, dice Jehová de los ejércitos.
Malaquías 3:5
El carácter compasivo y misericordioso de Dios se refleja en lo que pide él de nosotros, como declara el profeta Miqueas:
Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios.
Miqueas 6:8
4. Dios se llama a sí mismo Padre de huérfanos.
En el Antiguo Testamento Dios se identifica a sí mismo de muchas formas. Habla de Jehová Raffa (Dios sanador), Jehová Nissi (Dios nuestra bandera), Jehová Shalom (Dios es paz) y muchos otros calificativos, pero en el Salmo 68 hace una diferencia al hablar de los más vulnerables, de los desamparados y huérfanos y allí él se identifica como Padre. ¡Qué declaración tan hermosa! ¡Qué gran promesa para el desesperanzado! Dios le dice YO SOY el Padre de los que han sido abandonados, despreciados, mal tratados. Dios va más allá en su actuar, no sólo se queda siendo el protector, sino que los adopta como hijos y se identifica a ellos como un Padre.
Padre de huérfanos y defensor de viudas
Salmo 68:5-6
Es Dios en su santa morada.
Dios hace habitar en familia a los desamparados;
Saca a los cautivos a prosperidad;
Mas los rebeldes habitan en tierra seca
5. Todos fuimos huérfanos.
La otra gran verdad que nos enseña el Salmo 68 es que Él hace habitar en familia a los desamparados. La respuesta de Dios para la orfandad es LA FAMILIA. Él ha decidido que ese es el mejor lugar para que los niños, niñas y adolescentes vivan y se desarrollen. La idea de Dios fue la familia. Dios es el creador de la familia, fue su idea que todos vivamos en familia.
Todos nosotros en algún momento tuvimos un corazón huérfano, estábamos alejados de nuestro Padre celestial, sin capacidad de conectar con Él a causa de nuestra humanidad caída por el pecado y sufríamos por nuestra orfandad. Pero, por su soberanía y bendita gracia fuimos adoptados por Dios, fuimos hechos parte de su familia, invitados a su mesa. Esto tiene que ver con el carácter de Dios. Él afirma nuestra identidad como hijos, nos hace pertenecer a su familia y nos da derechos que no teníamos junto con una nueva identidad.
Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!
Romanos 8:15
Pero cuando se cumplió el plazo, Dios envió a su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que estaban bajo la ley, a fin de que fuéramos adoptados como hijos. Ustedes ya son hijos. Dios ha enviado a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, que clama: “¡Abba! ¡Padre!” Así que ya no eres esclavo sino hijo; y como eres hijo, Dios te ha hecho también heredero
Gálatas 4:4-7
Ya no somos huérfanos, ahora pertenecemos. Y esta bendición de pertenecer es lo que nos hace capaces de hacer pertenecer a otros.
Hoy nosotros podemos dar de lo que hemos recibido. Alguna vez tu y yo fuimos huérfanos y Dios nos ha hecho parte de su familia. Ahora podemos ser familia para otros.
Hay una invitación. Dios no sólo quiere que vivamos en familia, sino que nuestra familia abra sus puertas a los desamparados, ese es SU plan.
Si trasladamos este panorama a hoy en día, enfrentamos una realidad similar con nuestra niñez en vulnerabilidad. Niños, niñas y adolescentes que, incluso teniendo sus padres, deben salir de hogar, situaciones de violencia familiar, abuso, negligencia, consumo de alcohol y drogas, abusos de todo tipo y abandono de parte de aquellos que los debían proteger, obligan a estos niños vulnerables a salir de su familia y encontrar un refugio alternativo.
Ante esto, nos debemos preguntar: ¿Deben las familias cristianas involucrarse en este tema?, ¿tiene la iglesia una función que cumplir?, ¿Podemos los cristianos hacer una diferencia?, ¿Puede la iglesia local ofrecer alternativas para reflejar el amor de Dios a estas poblaciones vulnerables?
Parece que la respuesta es Sí, sí podemos ser familia para el que no tiene. Sí podemos abrir la puerta de nuestra casa y de nuestro corazón para aceptar, proteger y amar a aquel que no tiene familia ofreciendo no sólo techo y hogar sino un lugar seguro en el amor de Cristo.