Se acerca la tan esperada fecha de fin de año, todo el mundo espera con nuevas expectativas que nos deparará el 2022 y quieren dejar atrás las cosas buenas y no tan buenas que cosechó el ya casi finiquitado 2021, lo que es muy cierto es que la mayoría somos influenciados por esta época, con la llegada de diciembre, la navidad, los vientos fríos y muchas otras cosas comienzan a surgir preguntas en todo grupo de personas de diferentes entornos sociales, en el trabajo preguntamos acerca de las vacaciones y los días feriados, en casa comenzamos a ponernos de acuerdo sobre las cenas o comidas familiares, los intercambios de regalos y demás, y bueno, la iglesia no se escapa de la agenda de fin de año, y de las preguntas sobre si vamos a continuar, si vamos a cerrar, si nos vamos a ver o si tendremos libre, si suspendemos y regresamos hasta enero, en fin, nos dejamos envolver por ese espíritu festivo y relajado que viene integrado en el tan anhelado y esperado último mes del año, con esto no quiero decir que las cosas mencionadas sean malas o pecado, pero debemos ser cuidadosos con nuestras vidas y con nuestra relación con el Señor y no permitir que estas fechas y compromisos sirvan para “aflojar” y más bien sean motivación para cerrar este 2021 de la mejor manera.
No soy un experto atleta, pero por temporadas y por cuidar mi salud hago algo de ejercicio, en mi poca experiencia saliendo a trotar he vivido algunas experiencias cuando ya me voy acercando a la meta, o a la distancia que me propuse correr, en la mayoría de ocasiones mi cuerpo quiere renunciar al faltar pocos metros del destino, a veces he cedido y bajo el paso, hasta detenerme poco a poco, al parar me justifico a mi mismo diciéndome cosas como que hacía mucho sol, o que no estaba bien preparado o que me dolían las piernas, y un sin fin de excusas más, pocas veces me he visto motivado a acelerar el paso y correr con más prontitud hacia la meta, pocas veces he decidido correr cien, doscientos o quinientos metros más, pocas veces me he exigido a mi mismo dar más de lo que creo poder dar, ¿saben por que?, porque si estoy solo, no tengo que rendir cuentas a nadie, ninguna de las personas que me ven corriendo en la calle conoce el conflicto que en ese momento estoy pasando, ninguno sabe si corrí menos o corrí más, y al no estar acompañado o supervisado puedo parar en cualquier momento, puedo desistir cuando yo quiero.
Mis hermanos(as), los cierres de año pueden ser como el ejemplo de correr que les acabo de dar, podemos cerrar cediendo y bajando el ritmo, o podemos intentar correr con más ímpetu aunque nos duela o nos cueste, eso dependerá de cada uno de nosotros, dependerá de cuánto amemos al Señor, de cuantas excusas queramos inventar y de que tanto queramos complacernos, pero debemos recordar que el traje de cristiano lo debemos de llevar puesto 24 horas al día, todos los días, el cristiano no tiene feriados, el cristiano no tiene libres o vacaciones, el cristiano tiene una meta definida que no depende de un calendario o de las circunstancias. He conversado con varias personas en los últimos días y dolorosamente les he compartido la realidad que vivimos en las iglesias los fines de año, la ausencia de algunos, las sillas vacías, la oportunidad de despistarse de otros e incluso la partida de personas que durante este mes festivo tomaron una decisión de no volver, diciembre es sinónimo de ausentismo, debido a tanta distracción, pero no debería ser así, y al contrario debería ser un mes aprovechado para hacer iglesia, para compartir entre hermanos, para estar más juntos, para vernos más y celebrar a Cristo.
Con la llegada de este último mes del año tal vez alguno de nosotros pudimos habernos preguntado ¿Hasta cuándo nos congregaremos?, ¿Hasta cuándo será el estudio bíblico?, o ¿Hasta cuándo serán las reuniones de oración? y justo a eso me refiero, de alguna manera tenemos integrado en nuestras mentes y corazones ese pensamiento natural de querer desistir solo porque se viene el fin de este año, nos han metido la idea de que las cosas terminan y que el próximo año podemos volver a iniciar y proponernos nuevas metas y retos, y mejorar las cosas que no hicimos bien y un sin fin de propósitos que parecen buenos, pero ante esto siempre me he preguntado ¿por qué debo depender de fechas o calendarios?, ¿por qué no decidir hoy mismo?, ¿por qué no empezar hoy mismo?, ¿por qué debo poner plazos?
Mis hermanos(as), quiero motivarlos a PROSEGUIR, como lo dijo Pablo en Filipenses 3:7-16
7 Pero todo lo que para mí era ganancia, lo he estimado como pérdida por amor de Cristo. 8 Y aún más, yo estimo como pérdida todas las cosas en vista del incomparable valor de conocer a Cristo Jesús, mi Señor. Por Él lo he perdido todo, y lo considero como basura a fin de ganar a Cristo, 9 y ser hallado en Él, no teniendo mi propia justicia derivada de la ley, sino la que es por la fe en Cristo, la justicia que procede de Dios sobre la base de la fe, 10 y conocerlo a Él, el poder de Su resurrección y la participación en Sus padecimientos, llegando a ser como Él en Su muerte, 11 a fin de llegar a la resurrección de entre los muertos. 12 No es que ya lo haya alcanzado o que ya haya llegado a ser perfecto, sino que sigo adelante, a fin de poder alcanzar aquello para lo cual también fui alcanzado por Cristo Jesús. 13 Hermanos, yo mismo no considero haberlo ya alcanzado. Pero una cosa hago: olvidando lo que queda atrás y extendiéndome a lo que está delante, 14 prosigo hacia la meta para obtener el premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. 15 Así que todos los que somos perfectos, tengamos esta misma actitud; y si en algo tienen una actitud distinta, eso también se lo revelará Dios. 16 Sin embargo, continuemos viviendo según la misma norma que hemos alcanzado.
Filipenses 3:7-16
Proseguir significa seguir o continuar algo que se está haciendo, entonces prosigamos orando, prosigamos ayunando, prosigamos haciendo iglesia, prosigamos amando, prosigamos cuidando, prosigamos predicando, no tenemos un motivo para dejar de hacerlo, no tenemos una indicación para detenernos, no tenemos excusas para dejar de ser cristianos por unos días, al contrario nuestra meta es reflejar con nuestras vidas a aquel a quien celebramos en esta fecha simbólica, que la gente vea a Cristo en toda nuestra manera de vivir, me uno al mensaje de Pablo en el verso 14 para que esta Navidad sea vivida y festejada por la iglesia con el mismo sentir y objetivo.
Hoy les digo mis hermanos(as) “prosigamos hacia la meta para obtener del premio supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús”.
Dios les bendiga, Feliz Navidad!